jueves, 23 de febrero de 2012

Capítulo 5 continuación

Cuando llego a la tiendecita, no puedo evitar soltar un “¡Oh!”. En el escaparate no tiene nada en especial, bueno, sí, algo tiene, como… No sé. Algo…Sí, será esa sensación de entrar en un mundo aparte, esa sensación de que aunque el mundo exterior se derrumbe, esta tiendecita seguirá siendo un lugar seguro. ¿Extraño, no?
El tilín de la campana nos recibe. La decoración de dentro está muy currada, con un montón de polaroids antiguas, y cámaras antiguas, y discos de vinilo…
La ropa es fantástica. Tul, seda, terciopelo, gasa… La ropa está hecha de todo tipo de tela.
La tienda no es muy grande, pero tiene de todo, va de pantalones pitillo rotos, hasta medias, de sweaters a camisetas de manga corta, de vestidos para celebraciones importante hasta vestidos para llevar el día a día.
Cojo un vestido y me miro el precio. Me miro a Em, sorprendida. ¡No es nada caro!
-¡¡¡Emmmm!!!-voy corriendo a abrazar a mi amiga-¡¡¡Me acabas de enseñar el paraíso!!!
La dependienta, una  joven que debe tener un año o dos más que nosotras y tiene el pelo naranja (no rubio¡naranja!), nos sonríe. Parece que está contenta por nosotras.
-Me encanta de que os guste.-Nos dice.-Soy Lilant, la propietaria de esta tienda.-Nos tiende la mano. Nosotras, con cierto respecto, le damos la mano.-Parece que os ha gustado la tienda. Y también parece que ti -me dice señalando- estabas buscando esto desde hace tiempo.
-La verdad es que sí –respondo.-Aquí, en Noruega, no vamos tan avanzados en la moda como en París, Barcelona y Londres, pero a mí siempre me ha gustado la ropa vintage*.
-Tenía intención de poner una sección más… Como más oscura-Dice Lilant.-Tipo… Un poco rollo gótico, un poco rollo heavy, un poco rollo dark. ¿Qué te parecería?
Me sorprende de que esta chica me pida opinión, si al fin y al cabo, es su tienda, pero me gusta que sepa lo que piensa sus clientes. Aunque todavía no me hubiera comprado nada de su tienda.
-A mi me parecería bien.-Digo. Em me mira y asiente.-A las dos, de hecho.
Em hace tiempo que quiere pasarse al estilo lolita gótica. Como en ella todo es oscuro, choca un poco su gran sentido del humor. Pero ella es feliz. Una vez Jane dijo “Si en Japón nos tuvieran que clasificar, mucho me temo que yo sería una “visual kei*”, Jane una lolita gótica* y tú seguramente una otaku*” afirmó riendo. Pues yo, de otaku, actualmente no tengo casi nada, pienso. Sí que me gusta leer algún manga, pero no estoy obsesionada en ello.
Em y yo nos pasamos la tarde probándonos vestidos, camisetas y haciendo fotos. Lilant nos dejó hacer, pues aunque pareciera mentira, no le hacía nada que nos hiciéramos fotos, al contrario de las tiendas de moda en que habituábamos. Hasta nos apartó unas cuantas prendas de ropa e hizo espacio para que nos hiciéramos fotos.
Al final pasa lo que pasa. Ahora mismo estoy en la caja registradora pagando unas medias que no he podido evitar comprando. Al final me voy a gastar mis ahorros en ropa, libros, etc. Dentro de nada cumplo los 16, a ver si pillo trabajo en algún sitio.
-Oye-me dice Lilant.-¿Cuántos años tienes?
-¿Yo?-dice Em.
-No, tú no.-dice ella,- Tú. -me señala a mí.
-Tengo quince para dieciséis.-respondo.
Lilant se queda pensando.
-Oye, con el permiso de tu madre, podrías venir a trabajar, ¿no?-me pregunta, luego añade- Si quieres, claro.-Se rasca un poco la cabeza.-Es que en Navidad, probablemente estaré fuera al menos dos días, para la semana de la moda de París, y como aún no tengo personal y me pareces idónea para el trabajo, podrías sustituirme. ¿Te gustaría?
-¡Me encantaría!-digo emocionada. ¡Sería fantástico! Me acaba de conocer, ¡y ya me está ofreciendo trabajo!
Em me mira mal.
-Y…¿por casualidad no tendrás otro puesto?-dice ella.
Lilant la mira.
-¡Claro que sí!-dice ella, abriendo los ojos.-Perdona si te has visto excluida. Tú serás la segunda dependienta que contractaré. Eso sí, nada más. Con dos hay de sobras.-dice, seria.
¡Estoy muuuy feliz! Ahora nada más falta esperar que mi madre dé el visto bueno. Salimos de la tienda, dejándonos los correos y números de teléfono por si pasa algo.
Como todavía es temprano, vamos al Starbucks más cercano. Antes de llegar hasta él, giramos la primera a la derecha, y nos metemos en el callejón. Aquí hay una crepería muy buena. A Em le encantan los creps, pero yo prefiero tomarme un Cacao-lat. Seguramente os estáis preguntando porque a Em y a mí no nos gusta Starbucks. Antes nos gustaba, pero des de que Paulina (una chica animadora del insti insoportable) se hizo dueña de gran parte de las mesas, estar allí se hacía insoportable. Territorio animadora
Como leyéndome el pensamiento, mientras nos dirigimos a la segunda planta de la crepería, Em me dice:
-¿Te acuerdas cuando nos echaron del Starbucks?-empieza a comentar riendo.
-¡Sí que me acuerdo!-me empiezo a reír-¡Valió la pena!
Resulta que estábamos nosotras tranquilas sentadas en una mesita no muy alejada de la entrada, y Paulina y las cuatro dobles de turno entraron en Starbucks. La verdad es que no me acuerdo de cómo se llaman, pero lo único que me acuerdo es que cada una se creía una diosa de cada arte. Una creía ser una pintora buenísima, otra creía ser una actriz muy buena, la otra creía saber tocar el violín y la otra creía ser una “pop/rock star o lo que sea star”. Cada una empezó a hacer delante del Starbucks (supongo que para ganar algún dinerillo extra para las animadoras) lo que “en teoría” mejor se le daba. Era una cacofonía de sonidos, la actriz, recitaba fragmentos de Otelo, Paulina a hacer piruetas, la pintora a pintar a Paulina, la del violín a tocarlo, y la “pop star” a cantar.
Cuando empezó todo, Jane lo único que hizo fue cerrar la boca con fuerza, Em reaccionó levantándose y saliendo a fuera con el café en la mano a quejarse, y yo la acompañé, pero con lo que no contaba es que Em, en vez de quejarse amablemente, cogió, abrió su café y se lo tiró encima a Paulina. La reacción fue inmediata. Todas sus dobles fueron a ayudarla, pero la “pop star”, que tenía más mala leche, fue dentro del café y se compró un café, y fue a tirárselo encima de Jane. Esta, cabreada, hizo llo mismo con ella, y en menos de medio minuto, ya nos ves a nosotras tres contra las cinco, formando una batalla campal de cafés dentro del Starbucks.
La cuestión es que al final nos echaron las culpas a las tres, pero las claras vencedoras fuimos nosotras. Es que nosotras no somos las únicas que nos ralla Paulina. A la semana siguiente, cuando llegamos al instituto, más de un guiño de complicidad corrió en el pasillo.
-Em, ¿tú qué crees que dirá mi madre, referente a lo de la tienda?-pregunto.
-No sé.-dice Em, pensando.-Yo tampoco sé cómo reaccionará mi padre. Y oye, ¿qué harás tú el lunes?
-Seguramente “esperaré” a que Colin se me “declare”.-digo haciendo comitas al aire.-Y después…-me estremezco.-Supongo que lo tendré que besar.
-¡Iaaaah!-exclama Em, haciendo un ruido de espanto.
-Necesito consejo Em, dime que tienes algo pensado.-le digo implorante, dándome con la cabeza en la mesa.
-La verdad es que no se me acude nada.-me dice. Parece tan horrorizada como yo.
No es que me desagradara besar a un chico tan guapo como Colin, pero Em y yo siempre habíamos tenido el típico sueño de que nuestro primer beso seria en los brazos del chico que nos gustara. (En mi caso, Will, y en el caso de Em…?)
-Oye, Em, ¿tu de quien estas enamorada?-digo levantando la cabeza. Em no ha tenido ningún novio aún, pero de amores ha tenido a montones.
Em me sonríe.
-Jake.
-¿¡Jake!?-exclamo.-¿¿¿En que estas pensando???-le digo.
Ella se ríe.
-Puede parecerte una estupidez, pero he estado hablando con él y creo que me está empezando a gustar-e dice sonrojándose. Me la miro con ternura. Espero que este tío la trate bien si llegan a algo.
-Oye, ¿crees que debería pedir ayuda a alguien?-pregunto.-A Axel o a algún chico…
En este momento, veo a una figura que me es familiar entrando por la puerta…
-Bueno, la verdad es que escuchar consejos de alguien nunca va mal.-me dice Em.-¿A donde miras…?
Un pequeño remolino negro viviente se abre paso hasta la planta inferior.
-Ey, ¿ese no es el batería de Tales of Alice?-se oye preguntar a un grupo de chicas que hay abajo, histéricas.
-¡Sí que lo es!-dice una.
-Vamos a pedirle autógrafos.-chilla otra.
¡Claro! ¡James!
-Em, voy a hacer  la buena obra del día.-bajo las escaleras corriendo, y me encuentro a un aturullado James en medio de un montón de chicas. Jolín, quien diría que tuvieran tanto éxito.
-¡James!-me abro paso entre medio de las chicas. Aunque parezca mentira, las salidas de instituto me han entrenado para pasar entre medios de la gente. Lo cojo del brazo, y lo llevo hacia arriba.
Lo hago sentar y le digo:
-Hola.-el está sentado en la silla sorprendido.-Siento haberlo hecho, pero esas chicas se te iban a comer vivo.
-No, si te deba una.-responde finalmente él.
Me siento a su lado, teniendo enfrente a Em.
-James, está es Em, Em este es James, que cómo ya te habrás dado cuenta, es el batería de Tales of Alice.-Les presento.
-Encantada.-responde sonriendo Em.
-Lo mismo digo.-responde él.
-Y… ¿A qué se debe que estés aquí?-pregunto.
Se encoge de hombros. Entonces, se lleva la mano a la barbilla, como pensando.
-Creo que eso pasó porque mi madre y mi padre tuvieron sexo sin protección y aquí acabé yo.-me responde. Le echo una mirada fulminante, y él se ríe- Dejando de banda la parte literal, mis padres son los amos del local, y ellos llevan esta cafetería.
-¿A sí?-dice sorprendida Em.
-Ale, ¿y como es que no te hemos visto nunca?-pregunto, asombrada.-Por que nosotras frecuentamos bastante…
James sonríe.
-Puede que me hayáis visto alguna vez…-entonces, se saca unas gafas enormes de culo de botella, y se saca una gorra del local. Aunque no sea mucho, deja de ser el mismo- así.-dice poniéndose un delantal del local.- Vestido de camarero.
-¿Llevas gafas?-pregunto.
-Llevaba. Me operaron hace poco, así que siempre llevo encima unas gafas de sol, por las molestias que me causa.-responde.-Y ahora me toca  a mí: ¿qué hacéis aquí?
Haciendo lo mismo que me ha hecho él antes, le respondo:
-Esa es una pregunta que se han hecho muchos filósofos y principalmente han llegado a la conclusión de que estamos al mando de poder…
-Pues resulta de que está tarde Alice y yo hemos quedado porque no entendía un ejercicio y…
Las dos nos callamos. Esperamos tres segundos. Vuelvo a empezar ha hablar, igual que ella. Nos volvemos a callar. Volvemos a hablar, y así nos vuelve  a pasar unas tres veces más. Mientras James se está volviendo loco de tanto reírse, hasta que se cae de espaldas, con la silla y todo. Entonces, Em y yo, callamos (con una curiosa y parecida expresión de igualad en las caras) y esperamos a que vuelva a sentarse.
-Si lo quieres saber, nada más dábamos una vuelta por el pueblo.-dice Em. Entonces, se le ocurre una idea.- James, si tú tuvieras un pacto de noviazgo con una persona que no conoces de casi nada, y la tienes que besar y todo, ¿qué harías?
Él nos mira, confuso.
-¿A qué viene eso?-pregunta.
-Ya sé que no tiene nada que ver contigo, pero por favor, responde con sinceridad.-le ruego.-Venga, que has dicho que me debes una.
-Primeramente, no lo tendría. -Al ver mi cara, sigue hablando. Sus ojos negros están fijos en mí.-. Segundo, si lo tuviera, intentaría conocer a esa persona lo más rápidamente posible, evitando siempre los besos y todo lo demás. -Sí. Suena lógico.- Tercero, cuando ya la conociera bastante, me aseguraría de dejarle claro si quiero continuar el noviazgo, es decir,-mientras va explicando, va moviendo las manos,-si quiero algo serio o si quiero un rollo de una semana o si quiero un rollo de un fin de semana. Cuidado aquí, con el 1 –pone un dedo- de un fin de semana. Si es algo serio, entonces ya podéis enrollaros dentro de lo normal, si es de semana, aprovechad, y si es de fin de semana…-Se le apaga la voz. No hace falta que continúe. Em y yo ya lo entendemos.
-¿Y si es… para poner celosa a una amiga?-pregunto.
James menea la cabeza.
-Las chicas sois todas unas retorcidas. Algunas jugáis con el corazón de los chicos, sin saber realmente a qué estáis jugando.-Parece que esto último lo diga para él. Ahora mismo está mirando en un punto fijo de la mesa. Em pasa la mano por delante de la mesa, y James parece despertar.-Si fuera yo no lo haría pero tú misma… Por decirte algo, diría que estés con él durante una semana, y que luego lo dejes con delicadeza. Y que aprovecharás.-se mira el reloj.- Chicas, lo siento mucho, pero ahora empieza mi turno. Gracias por vuestra atención, y no dejéis de seguir viniendo a Le petit Crêperie.-se disculpa y antes de bajar, mira por sí aún están las histéricas, ve que no y se va, bajando las escaleras
-Un chico curioso. Pero me cae bien.-me descubro diciéndome a mí misma.
Em se mira el reloj.
-¡Ahí va…! ¡¡Ya son las 7!! ¡Y a mi m esperan a las 7:10!-dice Em, poniéndose la mano en la cabeza.
Me quedo congelada.
-¡D’Arvit*!-Exclamo-¡Y a mí me esperaban hace cinco minutos!
Nos quedamos mirando.
Y simultáneamente, sacamos unas monedas de dos, las dejamos encima la mesa y cuando bajamos y ya estamos saliendo, decimos un “¡quédense con lo de sobra!, y nos vamos corriendo.
Seguramente llegaremos tarde a casa. Pero qué más da. Somos a domingo.
----------------------------------------------------------------------------
*Ver anexo 1
*Ver anexo 2
*Ver anexo 2
*Ver anexo 2
*Guiño al libro Artemis Fowl. D’Arvit es el peor de los insultos en las criaturas mágicas.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Hola! Que os parece el cap?
Se agradece que comentéis! ;D
Patoneets! Besos!!
Lite Bokhandler

2 comentarios: